Las conceptualizaciones sobre la discapacidad surgen del
contexto social, científico y cultural, razón por la cual estos términos varían
con el tiempo.
Todas las palabras llevan consigo ideas asociadas que
representan características de lo que se nombra. Para cambiar esas ideas es
necesario cambiar esas palabras.
Antiguamente, a las personas que usaban sillas de ruedas se
les llamaban minusválidos o inválidos. Con el tiempo esos términos fueron
considerados peyorativos y fueron remplazados por el término discapacidad. En
el 2005, el Foro de Vida Independiente, al considerar que el concepto
discapacidad también otorgaba connotaciones negativas, propuso el término
Diversidad Funcional.
Se considera que una persona tiene diversidad funcional
cuando sus capacidades son diferentes a las de otras personas. Su discapacidad,
sea cual sea, provoca que sus funcionalidades sean distintas, y, a veces, requieren
unas necesidades especiales para realizar actividades cotidianas (como escribir
en el ordenador, subir o bajar las escaleras, encender la luz...).
Se considera que la diversidad funcional no tiene relación
con la enfermedad, la parálisis, el retraso o la deficiencia. Esta terminología
deriva del modelo médico-rehabilitador, el cual considera que las personas
deben ser curadas y rehabilitadas para poder incluirlas en la sociedad. Con la introducción
del término Diversidad Funcional, se pretende cambiar esta forma de ver las
cosas, y llegar a un modelo de diversidad. Mediante este modelo se busca
proporcionar plena dignidad, lo cual significa otorgar los mismos derechos a
todas las personas, sea cual sea su diversidad. Por este motivo, se desarrolló
en España, a finales del 2006, el modelo de la diversidad.
Disfrutad de este vídeo que os muestra lo necesario de entender la diversidad.